Mapa de ruta

sábado, junio 21

Cruzando...

En una pequena población holandesa, Zutphen... en un supermercado donde iba a comprar un poco de fruta... casualmente mantengo una conversación con Eran, al que pregunto donde poder conectarme a internet... y aquí estoy, en su casa, con su familia... compartiendo comida, tertulia, filosofía de vida, experiencias, hasta me han invitado a quedarme esta noche (y nos acabamos de conocer en el supermercado!!!!!!!)... el viaje en si mismo. Eran hace unos anos tambien realizo varios viajes en bici por Europa, y curiosamente, también por Jordania... de ahí quizás su cercanía e invitación, que por supuesto agradezco enormente. Un fuerte abrazo tanto para él como para Hannemiek y los pequenos Tommy y Rosalie.
Por poner un poco de orden, mis últimos días en Francia me llevaron a Amiens, lugar en el que tuve ocasión de visitar la casa donde vivió, siendo ya famoso, Julio Verne, entre 1882 y 1900, adónde decidió trasladarse para estar más cerca de su familia.

De tierras galas, sin cambiar de idioma, a Bélgica, en el que se produce una curiosa transición, ya que en la zona sur se habla francés y en la norte holandés... y posteriormente a Holanda, próximamente Alemania... en las que ha tocado volver al inglés... cambian las gentes, los paisajes... hasta lo más básico... las panaderías... se acabaron las baguetes... aquí se estila más el pan troceado y los bollitos de diversos tipos y contenidos.

Cambian también las carreteras, tanto Bélgica, pero sobre todo Holanda, sembrados de carriles bici por doquier, y utilizados habitualmente por todo el mundo, desde la abuelita, hasta para hacer la compra... semáforos, carriles pintados para las bicis... etc. Y cuesta un poco habitarse, realmente, a ir por ellos, el contraste es grande... pero el devenir de los días lo hace normal.

En este viaje la "normalidad' es el cambio, la metamorfosis contínua que se produce cada día, especialmente cuando el recorrido por un determinado país dura pocos días... cuesta un par de días "cogerle"el ritmo, y cuando te das cuenta y adaptado, de nuevo otra situación, y vuelta a empezar.

Realmente esto lo hace entretenido, sin lugar a dudas. La gente sigue siendo muy agradable y atenta, y es fácil encontrar aquello que uno busca sea donde sea.
Algunos días se hacen largos y monótonos, pero este constante cambio hace que pronto se olviden... los kms van cayendo, el cuerpo se ha acomodado al esfuerzo... quizás también a ello ayude que aquí no hay cuestas... completamente llano durante días... tanto los 2 días en Bélgica como los 3 que llevo en Holanda.

El tiempo (y toco madera) continua siendo otro de mis aliados... y que siga así... he llegado hasta aquí desde Espana sin lluvia apenas... y a buen seguro que llegará.

En Kalmthout (al norte de Amberes, en cuya plaza mayor me encuentro en la foto de arriba), lugar de nacimiento del famoso Willy Vandersteen, autor de los comics Suske en Wiske (no se en Espana como se llaman), me reciben en su casa gustosamente mis amigos Maria&Eduard, a los que conocí en un camping en Francia, dándome toda clase de comodidades y atenciones, que tan lejos de casa, realmente, uno agradece sobremanera. Esta noche toca descanso a la tienda y demás enseres "campísticos", ropa limpia y sobre todo buena conversación acompanada de los placeres culinarios típicos de Bélgica... como el famoso azúcar belga.

Ya en Holanda, recibo el calor humano de una familia holandesa que está viviendo en un camping mientras está en obras la suya (Eric, Marga y las pequenas Alissa y Diede). Con ellos comparto buena tarde de la tarde, aderezada con unas cerezas (aquí las hay por todas partes, son locales y están buenísimas) que había comprado ese mismo día. Francois, un holandés con nombre francés que me encuentro poco antes, ese mismo día, me acompana hasta las mismísimas puertas del mismo... y hasta me da su teléfono por si me surge cualquier complicación.

En el apartado curiosidades los holandeses se llevan la palma, pues aparte de su pasión por el fútbol, desmedido en plena Eurocopa... con infinidad de casas llenas de banderas, tanto la nacional como naranjas, globos y demás aderezos... también hacen manifestación de por ejemplo, el momento en que se termina el colegio (con 16, 17 anos), colocando en la casa correspondiente, la bandera y en su punta, una mochila e incluso en algunos casos la libreta o las notas del colegio.
Algo que también ha cambiado es que he dejado de ser el blanco de las miradas, al ser tan habitual aquí el uso de la bicicleta... lo cual es novedad y se me hace extrano, aunque es bien recibido... curioso sin más.
En ocasiones, tanto los canales como los grandes ríos provocan dificultades a la hora de querer dirigirse en una determinada dirección... en muchas ocasiones me dejo guiar por la intuición para llegar a algún lugar, pues las indicaciones tienden a desviarte (para evitar el tráfico en el centro de las poblaciones). Como digo, aquí surge la complicación a mayores de que uno no puede ir, por ejemplo, al norte (mi dirección, por supuesto) por cualquier sitio, pues habrá que cruzar tal o cual canal por un determinado lugar. En otras ocasiones, simplemente está prohibido el paso a bicis por determinada carretera, y hay que dar vueltas hasta encontrar el carril bici o la carretera correspondiente.
En este transcurrir, me encuentro con el gran Rhin, navegable desde su desembocadura en Roterdam hasta la mismísima Suiza, en la ciudad de Basilea... llena de barcazas con cargas de todo tipo, y que me sorprenden por la poca altura sobre el nivel del agua que tienen (comprensible para este tipo de barcos que sólo navegan por ríos). Precisamente, uno de los días, descanso en un camping al borde de éste.

Indudablemente, el camino está tomando una perspectiva menos física y más mental, el viaje se está tornando más interior que exterior... el cuerpo asimila su "rutina"... las horas se pasan contemplando los paisajes, charlando con las gentes, tratando de solucionar el avituallamiento diario, el sustento, dónde será la parada... a estas alturas, cada día tengo punto de partida pero ni idea de dónde voy a parar... el viaje en si mismo va dictando cómo se resolverá... como bien lo ha hecho hasta aquí.

En respuesta a vuestros comentarios:

  • Carmen, por supuesto que es un viaje muy especial, y en muchos sentidos, pero sobre todo interior... aparte de todo el aderezo que supone el compartir todo este tiempo con culturas distintas, que siempre aportar riqueza en todos los sentidos... inigualable e irrepetible.

  • Juan, me dejas sin palabras... la verdad es que no pondría ni quitaría una coma en todo lo que dices... más claridad que la tuya imposible... un reflejo de tu propia identidad... no cambies.